REPLIQUEMOS… DE
REPLICANTES
-
Te tengo dicho que no me repliques, Jorge, a ver si
tienes un poquito más de respeto a tu madre, anda, ve a tu habitación a jugar
un rato.
-
Está bien, mamá, lo siento.
Había pasado
media vida deseando tener un hijo; cuántas lágrimas, cuánto sufrimiento, cuántas
decepciones, cuántos especialistas consultados, cuántos tratamientos…todo en
vano. La vida le negaba lo que más ansiaba: un bebé al que cuidar, proteger y
querer más que a su propia vida.
Cuando Inés
recibió la llamada de aquella nueva clínica de fertilidad Nexus-6 no quiso
hacerse ilusiones, menos ahora que estaba empezando a asumir que nunca nadie la
llamaría mamá. Sin embargo, aquella vez fue diferente; los profesionales que la
atendieron mostraban tanta seguridad que lograron disipar sus dudas, sus
temores y hacer que en Inés renaciera la ilusión.
No será
complicado ni doloroso, la tranquilizó el doctor Deckard, en pocos meses
tendrás a tu hijo en casa. Y así fue: una extracción de ADN, unas pruebas,
rellenar unos formularios, un nuevo préstamo en el banco…pero todo esfuerzo
merecía la pena. El tiempo de espera se nos hizo eterno, pero al fin llegó el
gran día.
Hoy hace seis
años que está con nosotros, un niño sano, con una fuerza, una
inteligencia y una agilidad muy superior a la media…casi humano.
Oh! ya son las
nueve:
- Cariño, puedes
cambiar la batería a Jorge y ponerla a cargar?
Otros replicantes replicarán en casa del replicador Gustavo
No es extraño pensar que algún día el hombre recurra a estas soluciones....
ResponderEliminarFresco y creativo relato, dando muestras de una lucida imaginación.
besos y abrazo
Tremendo Teresa, maternidad a costas de lo que sea, es posible que suceda lo que dices ¿sentirá Jorge como un ser humano? si es así, incluso no importaría tener que recargarlo cada día, queda la duda.
ResponderEliminarLe has dado otro aspecto al tema tocando sensibilidad y creatividad. Besitos.
Y como bien dices seguro que en breve será una completa realidad. Y mientras el mundo con superpoblación. Si es que las personas humanas no tenemos remedio. A ver si cuando vengan los Nexus-6, a los replicantes los traen con algo más de sentido común.
ResponderEliminarPor cierto, tu relato de 10.
Un abrazo
Jorge replicaba porque era propio de su naturaleza. Qué niño no replica, sea robot o lo que sea.
ResponderEliminarUn beso.
Uy, esto es casi como la pelicula 'Inteligencia Artificial' o como la reciente película española 'Eva' que hablan de este tema, si no las has visto te las aconsejo. Y mira, en Japón creo que están diseñando robots casi como personas. Da un poquito de miedo, verdad?
ResponderEliminarUn abrazo compi.
cualquier dia nos enamoramemos perdidamente de una máquina, y no por ocio, sino por su belleza, sentimientos, profesionalidad, aunque podremos controlar todos sus resortes? podremos discernir quien es un robot y quien no? me dalgo de terror el tema..
ResponderEliminarsaludos
que no,que no!que eso no es un hijo, sino una mascota tecnológica, un jueguito para mantenerse entretenida y jugar a la mamá! que los hijos deben ser humanos y por lo tanto imperfectos,imprevisibles,llorones,caprichosos y tanto más! mejor hubiera optado por darle todo su amor a alg,un huérfano que a ese pobre engendro tecnologico que NUNCA NUNCA podrá llegar a ser un cachorro humano con toda su carga emotiva! jejeje muy buen relato,para compartir este jueves!
ResponderEliminarun abrazo!
En vez de cambiar pañales les cambiaban las pilas! jaja!
ResponderEliminarA veces una se cuestiona hasta donde la tecnología puede llegar, y, de llegar a un extremo como el de tu relato... cuántas mujeres serían capaces de hacerse de un hijo así! Quién sabe, no?
Hoy por hoy, poco podemos dudar de situaciones como estas, aunque por suerte, la ciencia tiene métodos para asistir a la concepción de un bebé tan variados, que tal vez aún podamos esperar un tiempo más para encontrar robotitos jugando a la pelota en la vereda!
Muy buen relato, sumamente ameno y original.
Besos al vuelo:
Gaby*
Quien sabe, igual esta sería una solución a la infertilidad; aunque da un poco de miedo, no se yo...
ResponderEliminarUn abrazo
Pues tienes un punto de ternura y otro de mercantilismo que me dejan confuso, ¿por cual opto? No, me quedo con ambos, con la ironía con la que has escrito este estupendo relato.
ResponderEliminarBesos, Tere.
Un tema que tiene dos miradas, por un lado sería la solución a eso de no poder tener hijos por los medios convencionales, por el otro es un poco impresionante eso de criar a un robot.
ResponderEliminarMe encantó este relato porque es original, conciso e irónico.
Un abrazo.
Reparto mi admiracion y mi desconcierto al leer tu relato, geniallllll pero me ha dado un escalofrio. No se si estamos muy lejos del invento.
ResponderEliminarUn besazo
Bueno pues no se tampoco por donde decantarme, ese punto tierno esta más que conseguido pero la fina ironía, esa es un puntazo. Te ha quedado muy bien.
ResponderEliminarUn abrazo.
¿Qué se hizo de las imperfecciones, de la rebeldía, de la confrontación, de los sentimientos que adornan a los más jóvenes ejemplares de la raza humana?. El sentimiento de maternidad, tan fuerte como es, no puede conformarse con un sucedáneo recargable. No al menos mientras existan tantos niños necesitados del amor de una madre.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu relato que bien podría haber acabado en ese... casi humano.
Un fuerte abrazo.
Yo también quisiera, de tanto en tanto, quitarles las pilas a mis dos replicones... pero un ratito solo, eh? Que los dos sonsonetes me hacen mucha falta! :))))
ResponderEliminarbesito y café.
Desconcertante final, la verdad. No se hasta que punto llegaría uno por satisfacer el instinto de la maternidad.
ResponderEliminarBss.
Pues a mi, la palabra que se me ocurre es "inquietante". Se desdibuja la frontera entre aquello que es vida y lo que pensamos que no lo es.
ResponderEliminarUn beso