El relato que os dejo hoy es mi pequeña aportación al
proyecto de mi amigo José Vte. García Torrijos titulado “Crónicas de la muerte dulce ”, un interesante trabajo literario basado en la profecía maya sobre el
fin del mundo.
Es un texto duro pero espero que os guste.
Hoy cumplo cuarenta y tengo la certeza de que es mi
último cumpleaños.
No puedo
decir que me siento feliz porque no sería cierto pero sí he decidido
celebrarlo. Daré una fiesta en mi casa
esta noche, nada multitudinario ni ostentoso aunque bien pudiera haberlo hecho,
de poco me van a servir ya los ahorros que tengo en el banco o el plan de
pensiones.
Estaremos en familia: mi marido, mis hijos, nos
acompañarán mis padres, vendrán también mis hermanos con sus parejas, mi
sobrina… pobrecilla, apenas hace unos meses que empezó a vivir… y algunos
amigos, los más cercanos; otros ya no viven para poder acompañarme hoy, el
maldito virus VMH-07 los infectó y acabó con sus vidas dejándonos una amarga
sensación de impotencia, se fueron sin que pudiéramos hacer nada por evitarlo.
Ha sido una cena muy agradable, tranquila y
divertida, sin tensiones familiares ni malos rollos.
La noche
transcurrió rememorando anécdotas de cuando éramos pequeños y recordando buenos
momentos; nos hemos reído, nos hemos abrazado y, por unas horas, he conseguido
que olvidaran que nuestros días estaban contados.
Saqué la tarta de la nevera, de selva negra, mi
favorita y unas botellas de cava.
Brindamos por el pasado, no tenía sentido hacerlo
por el futuro.
A la mañana siguiente hallaron nuestros cadáveres.
Después de todo tuvimos una muerte dulce, puse el veneno en la tarta, nadie lo notó; lo más duro fue darle ese biberón
letal a la niña, se me saltaban las lágrimas mientras lo hacía, solo yo sabía
que era el último que tomaba.
Decidí por
todos, es cierto, pero no me arrepiento; yo ya estaba infectada, el contagio era inevitable.
En nuestro
último aliento permanecimos juntos y fuimos felices.
Hola Tere, si me lo permites te voy a colocar aquí el mismo comentario que he puesto en las crónicas. Pero primero que nada permíteme darte las gracias por tu aportación:
ResponderEliminarExcelente Tere, de una manera muy suave para un relato tan corto nos llevas hasta un final sobrecogedor que no deja indiferente.
Sin duda es el tipo de relato que puede llevar a crear polemica, pero que se me antoja indispensable en un proyecto como éste de la muerte dulce, donde los personajes se ven de frente con situaciones extremas y donde se toman decisiones que pueden parecer incomprensibles en circunstancias normales.
Muy valiente y magnífico relato.
Un abrazo fuerte
Duro el tema de saber cercano y certero el final...dura a la vez la decisión tomada por el personaje para intentar apaciguar el dolor y las consecuencias. Intentar endulzar la muerte inevitable...espero jamás la humanidad llegue a semejante extremo...
ResponderEliminarMuy buen aporte para el proyecto de Vicente!
Abrazos para ambos.
Hola Marta!
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario,, es cierto que la valentía y la sangre fría de la protagonista son dos cosas a tener en cuenta,no todos seríamos capaces de hacer una cosa así.
En cuanto al narrador en primera persona,mi idea era que fuera el "espíritu" de la narradora o cómo se le quiera llamar el que desde la muerte termine de contarnos la historia, aunque el narrador en tercera persona también habría estado bien.
Muchas gracias de nuevo y muchs besos Marta.
P.D. Cuídate mucho.
Es un relato desolador a la vez que inquietante porque no es totalmente inverosimil que algo así pueda pasar en el futuro.
ResponderEliminarLo has contado muy bien en primera persona, te felicito por tu imagianción.
Un saludo.
Es cieto que es un relato muy duro y bastante polémico, espero que nunca nos veamos en una situación semejante.
EliminarMuchas gracias por tu comentario.
Un beso.
Esa última decisión, es la única que una madre estaría dispuesta a tomar: evitar el sufrimiento a su familia. Me ha parecido un buen texto. El final es inesperado.
ResponderEliminarUn abrazo
Totalmente de acuerdo Esilleviana, una madre podría llegar a eso para evitar el sufrimiento de sus hijos.
EliminarMuchas gracias por la visita y el comentario.
Un beso.
Tere, perdona, estoy aletargada, desconectada, lo necesito, pero...no he querido fallar a la lectura de tu relato.
ResponderEliminarBuena aportación a la idea de José Vte. "muerte dulce".
Cuando no nos queda más que la muerte, conviene si es posible, despedirnos con banquetes y mirarnos a los ojos, la muerte, en definitiva es lo cierto, entre tanto, por unas horas, los recuerdos, las charlas.
Una forma serena, dura y tierna a la vez, de afrontar lo inevitable. Me ha gustado mucho, besito.
Muchas gracias amiga "cariñosa", ya he visto en tu blog y en el facebook que estás de lo más ocupada en interesantes menesteres y en buena compañías, por ello te agradezco doblemente que te hayas pasado por aquí a visitar mi "muerte dulce", me alegra que te haya gustado. Es un relato duro, pero a la vez tierno, como dices tú.
EliminarMuchos besitos dulces.
El relato es excelente, ya te lo comenté en el blog de José, después de leerte me dieron ganas de participar, la verdad no había prestado atención a esta excelente convocatoria, te mando un besote.
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