chispeante
tintinar
burbujas
lábil
vos
oleaje
tirillas
zalamero
ajonjolí
malote
torrente
beso
Y aquí el resultado...
-
Vos sí que
sos un tirillas y un zalamero - me despedí de él tirándole un beso.
Era el típico
malote de película pero me gustaba demasiado; mi madre me lo había advertido en
muchas ocasiones: tu corazón es lábil y parece que tienes un sexto sentido, una
habilidad especial cuya única función es detectar chicos poco convenientes, en cuanto se te acerca uno empieza a tintinar
la campanilla de “atención, alerta … chico guapo y peligroso a las dos en
punto” ; y había vuelto a ocurrir, mi corazón parecía un chispeante refresco de
burbujas cada vez que me miraba y mi torrente sanguíneo alcanzaba una velocidad
de vértigo, estar con él era como bajar a toda velocidad por una montaña rusa,
como navegar en una tarde de fuerte
oleaje… y un día sin verle era como un
pan de hamburguesa sin ajonjolí.
Aquellas
palabras fueron las últimas que nos dijimos. No volví a saber de él. Según me
han contado ahora sale con una rubia explosiva y despampanante… lloré durante
días, pero ayer cuando regresaba a casa cansada y distraída tropecé con un
chico, me agarró fuerte por la cintura evitando que besara el suelo y… o Papá
Noel viene en mayo o mi campanilla de emergencia tintineaba de nuevo
Más corazones contentos en casa de la sonriente San
Vaya, vaya, cuanta campanita tintinea por los últimos espacios que estoy leyendo. Muy bello Tere, suena muy juvenil y me gusta. Bss.
ResponderEliminarA rey muerto rey puesto, qué facilidad se tiene cuando hay pocos años.
ResponderEliminarMe ha encantado. (tú no has estado ñoña, al contrario).
Un abrazo fuerte.
Leonor
Normal. Estos malotes son uns furtapatos, jajajaja...
ResponderEliminarUn beso
Tu protagonista sabe muy bién lo que se hace: Esquivar al malon, y dar al bienvenida al Papa Noel primaveral. Esto sí, bajo la estricta mirada de su madre, que de esto sabe un rato.
ResponderEliminarMe ha gustado leerte.
Las madres tienen un sexto sentido siempre.
ResponderEliminarNo tiene remedio esta chica... jaja! Bueno, son cosas de la edad, que diablos!
ResponderEliminarBss.
la protagonista de este texto es hábil en encontrar tipos inadecuados...
ResponderEliminarsabes que yo soy de ese estilo. aunque lo que yo suelo encontarr son barrotes, sí, esos que sostienen señales en las aceras cuando llego a toro desde mi pueblo dando pedales. ¡¡ya me tragado tres en los últimos 15 días¡¡
medio beso.
Tal parece que tu y yo nos hemos tropezado con el mismo tipo jajajaja ¡Nos gustan los malotes y qué! ya la vida real se encarga de ponernos en nuestro sitio.
ResponderEliminarMuy bien aprovechadas las palabras obligadas para armar un relato armonioso y bien estructurado.
ResponderEliminarEsa campanilla acostumbra a tintinear sin que se sepan bien los motivos.
Un saludo.
Qué bonita historia Teriri, me recuerda un poco a mí que soy experta en hombres inadecuados ja,ja...Por cierto, hoy me ha tintineado a mí el corazón al ver a alguien...¿será la primavera? Un beso
ResponderEliminarahhhhhh...excelente!...no sólo te las ingeniaste con holgura para hilvanar la selección de palabras, sino que además armaste con inteligencia una historia redonda con buen mensaje incluido.
ResponderEliminarMe gustó mucho!
Un historión si señora, de principio a fin, !pobre chica! no tenia buen ojo y es que los malotes y zalameros son miel para las abejas juguetonas.
ResponderEliminarMe gustó Tere, un Abrazo.
Qué rabia, no sé que tienen los malotes que siempre consiguen a las mejores chicas. Jajaja Me ha encantado, tan fresco.
ResponderEliminarBesos!
Una historia de amor, con final y el inicio de otra, que espero sea con final feliz.
ResponderEliminarUn beso.
Hola Tere.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu relato. No está mal ideado lo de esa campanilla de emergencia que, junto a la clarividencia de las madres, forman un buen tandem.
Un placer leerte.
Te dejo un abrazo.
Lupe
Me encanta la frase final, me has vuelto a hacer reir sonoramente.
ResponderEliminarBuen relato, amiga güevera.
Besos para todos.
Esperemos que esta vez sea la definitiva.
ResponderEliminarMe gustó mucho tu propuesta y ¡qué bien enlazaste cada palabra!.
Saludos
Las mamás con su permanente olfato, guardianes del presente de sus queridas hijas, también detectan los Papa Noel de Mayo, no te esfuerces, no hay solución.
ResponderEliminarbesos
El amor y los enamoramientos... alguna vez viví tales experiencias de tintineos y alertas. Pero... una aprende en la medida que pasan los años y vamos sumando experiencias... o no? :)
ResponderEliminarMuy buen relato, tiene esa cuota de frescura y humor que bien sabes poner a tus historias.
Un beso a corazón contento!
Gaby*
Saludos al pajarillo que bien contento ha de estar también en su nuevo nido!
Un amor viene y otro se va, la vida es así. Espero que este no fuera tan malote. Relato tratado con buen sentido del humor.
ResponderEliminarUn abrazo
tariri, has estado a tu altura, un gran trabajo guapa, digno de ti
ResponderEliminarMe has hecho reir y volver a mis 15 años, cuando los amores son de quita y pon, el corazón sufre...Pero poco tiempo, a esa edad los malotes abundan jajajaa.
ResponderEliminarBesos querida amiga.
Un clavo saca otro clavo. Ale!!! ^_^
ResponderEliminarBesos, Teresa.
Lo que nuestras madres no sepan...jajaja
ResponderEliminarAlgunas mujeres, como la protagonista de tu historia, parecen tener una habilidad especial para no hacer caso a esa campanilla de emergencia que les avisa de los chicos malotes. Es más, parecen sentirse fuertemente atraidas por ese tipo de hombre.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Interesante planteo.
ResponderEliminarPodría haber sido peor para la protagonista, conociendo la tematica de tus relatos. Solo la dejo por una rubia despampanante.
Buen relato
ah, qué relato tan... iba a decir bonito, pero como es otro tropezòn..., iba a decir divertido, pero si no sabe elegir..., igual, me hizo reir como hacen reir las comedias dramáticas y ha sido un recreo en este finde en el que recien tengo un momento para mí.
ResponderEliminargracias por eso!
abrazo, teriri!
A veces se aprende con los años, a veces ni con ellos.
ResponderEliminarLo que tampoco se aprende, sino que se nace, es con el don de "enredar" bien las palabras en una bonita y/o dramática historia.
Ud. tiene ese don, señora!
un fuerte abrazo