Este es el anuncio original:
“Caballero de cincuenta años, divorciado,
educado, atractivo, con buena posición económica y social desea contactar con
señora o señorita entre treinta y cuarenta y ocho años, sin cargas familiares,
con amplio nivel cultural, buena presencia, educada y que le guste la aventura
para realizar un viaje en yate alrededor del mundo”
Este buen hombre
me está llamando a gritos. El anuncio lleva una etiqueta con mi nombre. Por fin
llegó mi gran oportunidad, ¡cuánto tiempo esperando este momento! Miles de
anuncios han pasado por mis manos... este será el definitivo.
Contestaré ahora
mismo.
Cumplo de sobra
con todos sus requisitos, este caballero no podrá renunciar a mi compañía ni
resistirse a mis encantos.
Quedamos para
comer, tenía que pasar mi casting particular. Debía esperar su llamada
de confirmación… no quiero parecer presuntuosa pero para entonces yo ya tenía preparado el equipaje.
Mi caballero no se
hizo esperar. Dos semanas después me ofrecía galantemente su mano para ayudarme
a embarcar.
No negaré que se
trataba de un hombre educado, cortés, atento y muy, muy atractivo, así que no
quise desaprovechar la única noche que íbamos a pasar juntos en alta
mar.
Cuando desperté
desnuda sobre su cama él ya no estaba. Me puse una camiseta y salí a
cubierta.
Allí lo encontré,
apoyado en la barandilla, con la mirada perdida en el horizonte disfrutando de
un hermoso amanecer y pensando que por fin había encontrado la compañera ideal
para la gran aventura de su vida.
Lástima que
estuviera tan equivocado. Era el momento.
Me caía bien, pero necesitaba una víctima. Tenía
que demostrar que merecía formar parte del grupo, que era capaz de matar… y mi caballero era perfecto para mi
rito iniciático.
Cogí un cuchillo
de la cocina, me acerqué a él por detrás y le rebané el cuello. No tuvo tiempo
de gritar pero recuerdo perfectamente su cara preguntándome: ¿Por qué?
Tiré su cadáver al
mar. Antes de hacerlo cogí mi pequeño trofeo y la prueba de que había cumplido
con mi misión.
Aún conservo
dos recuerdos de aquella aventura: su corazón en un frasco con formol… y el yate.
Más respuestas al anuncio en casa de Encarni
jajajaja!! Esto me recuerda a cierto grupo, por cierto, no sera alguno de mi cuchillos?? no me gusta que queden manchados !!
ResponderEliminarMuy bueno, pobre alma, me lo llevo conmigo.
Besos
Sabía que ese encuentro no podía terminar bien. Aunque imaginé que la protagonista era una mujer vampiro. No lo era, pero resultó letal.
ResponderEliminarMe gustó tambien el comentario de Judith.
Esperaba este relato, ya te estaba viendo venir desde que leí el anuncio. Has estado genial.
ResponderEliminarBesos.
No me esperaba este final, tan duro, pero la que juega a ser mala al final lo consigue, jejeje. Buen giro y buena propuesta.
ResponderEliminarUn beso
Ohhhhhhh!!! Me había puesto en modo positivo ON imaginándome el bodorrio y las perdices posteriores, y tú vas y te cargas al prota... Siejke...
ResponderEliminarBesos, Tere.
Original, si bien he de contar que la "neófita" conocía bien el uso de las diversas armas de matar. Bss.
ResponderEliminarCon lo bien que iba todo, ¿por qué no quisiste acabarlo bien?
ResponderEliminarBrutal, un relato magnífico
ResponderEliminar.
Besos
Raquel
.
¡Madre, macabro de verdad! Imposible imaginarse un final así.
ResponderEliminarUn abrazo
Otros compañeros han situado el instinto asesino en el anunciante. Tú lo situas en la mujer. La maldad está en el corazón humano y no es una cuestión de género. Me parece una innecesaria crueldad conservar en formol el corazón asesinado, como un referente, un recordatorio constante de su falta de escrúpulos.
ResponderEliminarBonita historia, Tere.
Un abrazo.
Hola Teresa, buenas tardes,
ResponderEliminarmenudo relato eh! =)
quien se hubiese imaginado algo así... (hablando de un tiempo atrás)
hoy en día cosas como ésta son moneda corriente =D
Te deseo un bonito fin de semana
un cálido abrazo
Anda que voy a contestar un anuncio de estos, chica es que me has quitado las ganas a golpe de cuchillo, lagarto, lagarto.
ResponderEliminarUn abrazo.
Menudo giro le has dado al relato! en tu línea y como siempre consigues sorprenderme, pero me parece muy bien que la asesina sea ella y no él como hemos imaginado otras...
ResponderEliminarLuego el peligro es para todos, llevar a una encantadora señorita educada tiene su riesgo, jeje. Espeluznante, amiga güevera. Besos.
ResponderEliminarPero chiquilla, como se te ocurre, con el yate sólo bastaba.
ResponderEliminarEse corazón algún día te puede pedir explicaciones. A la paella si todavía estás a tiempo.
Besos
Uff que final le esperaba al pobre tipo, hay que tener mucho cuidado con esos anuncios y los posibles postulantes. Puede ser muy peligroso!!!
ResponderEliminarUn besote.
jajaja! pobre hombre, venirse a meter justo en la trama de un relato tuyo, su final era inevitable!
ResponderEliminarEn algo hay que estar atentos, no subir al yate ningún extraño/a, se corren riesgos insospechados!
Genial, como todos tus relatos, lleva tu sello inconfundible.
Besos!
Gaby*
Vaya giro!... pues nada, que la chica necesitaba iniciarse. Para el próximo me cuentas que hace Vudú y me lo creo todito.
ResponderEliminarBrrr, este relato tuyo es la confirmación de que no todo es lo que parece. Aunque el yate, si era real :P
Besos!!
Jajaja... sos fatal mujer. Ocurrente giro, inesperado. Siempre hay que ponerse del otro lado del mostrador... ;)
ResponderEliminarNo te preguntaré por cómo arregló los papeles del yate, porque eso sería deformación profesional pura y aquí no corresponde...:)
Muy bueno y polentoso.
besos
una duda: la foto es tuya??????
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