El alias que me ha tocado y que da titulo al relato es:
LA RUBIA
Siempre había
deseado que la llamaran “la rubia”, desde que escuchó por primera vez la
canción de Sabina, sí, esa, la de la rubia de la cuarta fila.
Ahora, por fin, lo había conseguido, era su sueño
hecho realidad; no pudo evitar que las lágrimas rodaran por sus mejillas cuando
el enfermero le dijo:
- _ Vamos, rubia, recoge tus cosas que te vas a
casa.
De eso hacía ya un tiempo. Durante el período de convalecencia su ordenador fue
su única compañía, tuvo que renunciar a muchas cosas, entre ellas, a su
familia, pero ya se encontraba lo bastante fuerte como para ponerse la
minifalda, las botas altas y salir a comerse la noche.
La caída por las
escaleras del restaurante fue de lo más tonta, pero se partió las dos piernas
por varios sitios. No iba a ser fácil aprender a caminar con tacones y menos
con sus pies planos.
De nuevo en la
cama y escayolada sonrió feliz… no se arrepentía lo más mínimo de su operación
de cambio de sexo.
Más relatos a medida aquí
jajaja buenisimo!
ResponderEliminar¡Cómo te has quedado con el personal! jeje. Muy bueno. Un beso.
ResponderEliminar"Lo bueno, si breve, dos veces bueno", como decía Baltasar Gracián. Me encanta Tere, ...sobre todo el final. Genial
ResponderEliminarufffffffffff, jajajajaja (es que estoy recordardo aquel videoclip de Queen, jajajajaja) Al menos, espero que fuera chaparro para que los taconazos le sentaran bien (porque como encima mida 1'90, uffffffffff)
ResponderEliminarUn beso y muy bien la salida al experimento
A veces el destino nos sorprende, dándonos esa cachetada inesperada cuando creemos que hemos conseguido por lo que tanto se ha luchado..
ResponderEliminarUn tema muy fuerte excelente relato me encanto , Un beso
Genoveva
Si ya lo dicen que para presumir hay que sufrir, y aquí se cumple 100 x100.
ResponderEliminarUn abrazo
Sorpresa doble, ya que llegó cuando ya no la esperaba. Has sacado un buen partido de esas palabras, además con referencias a tu Sabina, jaja.
ResponderEliminarBesos, amiga güevera.
Jajajajaja...muy bueno! Pobrecill@ aunque dicen que sarna con gusto....
ResponderEliminar¡le costó caro! Pero sobre gustos no hay nada escrito dicen. Aunque es hasta que llegó tu relato Teresa!!
ResponderEliminarCuando se quiere algo muchooooooo no hay tacones que no puedan calzarse, pese a las traidoras escaleras. !Rubia! por fin lo lograste, aplauso y a gozar, que Tere y Sabina se juntan para que seas quien quieres ser. Muy excelente el juego de palabras trabadas. Besito.
ResponderEliminarHola Teresa, buenas tardes,
ResponderEliminarlas rubias son un poquito más propensas a estos accidentes, (es lo que se dice) lo que me hace pensar que traía lo de "rubia" en la sangre jajaja
(sorprendente final)
Felicitaciones por tu creación!!!
Te deseo un gran día
un cálido abrazo
Bueno, una de cal y otra de arena, la rubia ha tenido que pasar las suyas pero su recompensa es la de ser quien tanto anhelaba. No hay como la libertad de elegir ser como uno quiere ser y vivir la vida al entero gusto, que al final los gustos que no nos damos en esta vida, quién sabe si se nos darán a cumplir en otro lado.
ResponderEliminarBuen desenlace, como siempre, inesperado!
Besos:
Gaby*
Buenisimo, siempre nos sorprendes con inesperados finales, genialoso Tere!!
ResponderEliminarBesos
No esperaba ese final, pero lo lo celebro no hay como ser lo que uno quiere ser. Muy bueno tu relato!!
ResponderEliminarUn beso, Jime
Cuando queremos algo, no nos importa lo duro que sea el camino para alcanzarlo. Muy bien llevado tu relato, un final sorprendete. Besote
ResponderEliminarYa es tener mala suerte, caerse por la escalera y volver al hospital. La operación, bien por ella/el, si era lo que quería
ResponderEliminarBss.
Siempre aplaudo a los que pelean por un sueño. Me alegro por la rubia. Hazle llegar una gran caja de bombones de mi parte y dile que se recupere pronto.
ResponderEliminarYa dará clases cuando llegue el momento... después de lo primero lo de las piernas es pecata minuta, al menos tiene cumplido su gran deseo...
ResponderEliminarComo siempre nos enredas y "zasca", sorpresa final...
Besos!!
mi abuela siempre me dijo: nieto,antes de la segunda copa: palpa primero
ResponderEliminarMuy bueno Tere. Salir del hospital asi,es otra cosa.Gracias por tus palabras.
ResponderEliminarUn beso
Teresa por dios, dime donde trabaja ese cirujano pero para no caer en sus manos jajajaja, se rompe las piernas y de manolo pasa a manola jajaja, !qué cosas!!!!!!.
ResponderEliminarDivertido texto.
Un abrazo.
Un empujoncito le dio la vida, para poder decidirse al fin. Me parece genial, quien asì lo resuelve y quien con estas palabras y un apodo, escribiò este relato. Muy bueno!!
ResponderEliminarUn beso de otra rubia.
y bueno ... la rubia encontró su destino y su camino... o rubio era? jeje.. un beso!
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