Allí se encontraban los dos, a escasos metros, uno detrás
del
otro, avanzando inexorablemente hacia mi encuentro,
como un caballero sobre su
blanco corcel, al rescate de su
princesa.
Aproximándose y cada vez más cerca estaba él, el hombre
de mi
vida, mi media naranja, el príncipe encantador de
mis sueños y detrás suyo, el
ángel del amor, con su arco,
sus flechas y sus alitas… lo tenía todo.
Había llegado el momento, después de tantos años de
espera, y
tan mala puntería, esta vez Cupido iba a acertar
en su disparo dando de pleno
en el centro de la diana.
De pronto, todos los castillos que había construido en el
aire
y que acababan en el “… fueron felices y comieron
perdices” se derrumbaron de
golpe. Fue justo cuando
aquella morena explosiva se interpuso entre mi amado y
la
flecha del endemoniado angelito.
No lo dudé. Con un movimiento, que desconocía que mi
cuerpo
fuera capaz de hacer, adoptando una
acrobática
postura que hubiera sido la envidia de Neo en Matrix y
unos reflejos
dignos de Spiderman, intercepté la flecha
con la mano y con una fuerza sobrehumana
la lancé
devolviéndosela al querubín del arco.
Esta vez no fue directa al corazón. Se la clavé entre ceja
y ceja.
De ahora en adelante, de mi vida amorosa me encargo yo.
Más de amores si te asomas al balcón carita de azucena...
A mi chica polenta, no podía faltarle esa chispa, esos movimientos de comics y esos finales de halloween para hacernos terminar con una sonrisa, un drama amoross con final no felìz, pero si contante y sonante.
ResponderEliminarLo disfruté mucho.
gracias por participar y besos
Ja ja ya sabia yo que aqui tambien habria sangre, como no podria ser de otra manera...
ResponderEliminarChica acrobática, que bien lo has resuelto. Los temas importantes más vale atenderlos personalmente.
ResponderEliminarUn beso.
Tu relato es el mejor que leído hasta ahora, junto con el de Judith.
ResponderEliminarVaya resolución. Cupido es inmortal, por lo tanto seguirá su influencia, cada tanto errada. Afrodita, su madre, tal vez sea más confiable.
Vaya agilidad. ¿Estuviste entrenando con la mujer felina de mis relatos? (Y del que escribiste vos)
...y desde entonces el amor cupídico marchitó en ese lugar, y su espacio ocupado por una sensualidad desbordante que llenó como Somorra y Gadoma las tierras cumpliendo el mandato divino de "Crecer y multiplicaros"
ResponderEliminary bue... la suerte de Cupido debía alguna vez verse signada por manos de otros, tanto meter mano, arco y flecha y a veces errarle al tiquiñazo... había que hacer justicia. Y no hay, como resolver los asuntos del amor por uno mismo! Me encantó Tere, sobre todo ese contorsionismo tan bien aplicado, jaja!
ResponderEliminarBesos!
Gaby*
Muy bien dicho y escrito Teresa, no hay que dejarse engañar por "falsos cupidos" .....
ResponderEliminarJaja que buen final Tere, no hay nada peor que dejar el amor en manos de Cúpido, la chica hizo lo que muchos deseamos hacer con él, cobrar venganza por tantos flechazos errados.
ResponderEliminarUn beso enorme.
Me parece perfecto, así también me podré yo encargar de la mía.
ResponderEliminarMe da a mi que eso de que ella se encarga no va a ser posible. ¡Ojalá! El caso es que al menos la flecha no dió en la otra, jeje. A ver si la próxima vez hay más suerte. Un beso.
ResponderEliminarTeriri, guapa, no te andas con chinitas. Pobre querubín, si no lo hacía con mala idea, fue esa morena ladrona de corazones la que se interpuso en el camino.
ResponderEliminarTus relatos continúan rezumando ese regusto irónico y con algo de mala uva que invita a seguir leyendo, sabiendo que al final hay sorpresa asegurada.
Brillante.
Un beset.
No fue culpa del angelote, mujer, si no de la morenaza. Pero por si acaso, un escarmiento entre ceja y ceja aaaiiissssssss.
ResponderEliminarUn besazo
Es que, esa cosa tan importante del amor, no hay que delejar al albur de un cualquiera.
ResponderEliminarRelato pleno de humor y muy bien construido.
Un abrazo.
Jajaja
ResponderEliminarBien hecho, que se cree ese gordito, que va andar tirando flechas a siniestras.
Abrazo y hasta la vuelta. :)
Desde luego, es mejor no dejar estos temas en manos de desconocidos.
ResponderEliminarUn abrazo
Pobre angelito!!!! aunque pensandolo bien, eso le pasa por entrometido. Pones ese puntito de humor, que siempre viene bien.
ResponderEliminarUn abrazo.
jajajaja buenísimo!...no sé si disfruté más imaginándote en el salto super ágil y veloz o reflexionando sobre el mensaje con el que nos sorprende la conclusión de tu relato!
ResponderEliminar=)
¡Qué buen relato! Creo que finalmente tu conclusión lo dice todo y de alguna manera justifica ese hacer hasta lo imposible por alcanzar lo que queremos.
ResponderEliminar¡Saludos Tere!
¡jajaja! me imagino al Cupido medio bizco con la flechita incrustada en su frente, algo así como un unicornio gordo y con alitas!
Relato anárquico y desenfadado.
ResponderEliminarEl mito de Cupido por los suelos y una flecha que es un boomernag. Que el Amor nos pille confesados.
Divertido.
Besos
Le has devulto su propia medicina, pro no en el corazón, sino en la cara.
ResponderEliminarUn beso.
Jajajaja, ¡¡¡basta ya, Cupido entrometido!!!
ResponderEliminarBss.
Dí que sí Tere, que no hay mejor defensor de nuestros propios intereses que uno mismo. Que se vaya con la flechita a otro lado. Si uno no toma el timón de la propia felicidad, ¿quién lo hará?.
ResponderEliminarGenial e inesperado, como siempre.
Siento haber tardado en leerte, pero estuve en los madriles y sin conexión.
Un fuerte abrazo.
No te dejaste flechar y eliges ti propio destino amoroso, gran escrito.
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