El pasado sábado día 13 mi compañero y amigo bloggero El Demiurgo de Hurlingham cumplió diez años enriqueciendo la blogosfera y sorprendiéndonos con sus relatos, historias y aportaciones. Yo le había prometido para la ocasión un regalo en forma de reedición de los dos relatos que en su momento le dediqué; el primero de ellos tiene como protagonista a la mujer felina, Duality, y el segundo, creo que fue para una convocatoria juevera en la que la protagonista era Mara Laira, su ayudante virtual, de momento, puede que pronto nos sorprendan con otro tipo de relación :)
Mis múltiples ocupaciones me impidieron llegar a tiempo a cumplir con mi promesa por lo que te pido disculpas, pero como nunca es tarde si la dicha es buena, aquí estoy hoy a dejarte mi regalo, Demiurgo.
Todos los músculos
de la mujer felina se contrajeron bajo su ajustado y sugerente traje de cuero
negro. Su sexto sentido animal le avisaba de que el asesino había vuelto a
actuar.
Llevaba tiempo
persiguiendo la pista de aquel enmascarado que atacaba amparado en la oscuridad
de la noche acabando con la vida de maleantes y toda clase de desechos de la sociedad. No es que sintiera
una imperiosa necesidad de atraparle, todo lo contrario. Para ella se trataba
de un justiciero que estaba haciendo un bien a la ciudad librándola de aquella
escoria… pero se estaba tomando muchas libertades en su territorio y eso no le
hacía ninguna gracia, más le valía controlarle. Tendría una pequeña charla con
él.
La sinuosa silueta
de Duality se deslizó por los tejados de la ciudad hasta detenerse en lo alto
de aquel edificio en las afueras desde el que podría observarle a sus anchas.
Se encontraban en un barrio pobre y marginal; las pocas farolas que todavía
alumbraban apenas conseguían iluminar
aquel callejón, el sospechoso permanecía oculto en la penumbra aguardando a su
presa.
No tardó en entrar
en escena un coche oscuro. Dos sombras permanecieron en su interior hasta que
un segundo vehículo hizo su aparición.
Entonces, dos
hombres descendieron de cada automóvil
situándose frente a frente, como en un duelo, manteniendo las
distancias, retándose…
La mujer felina no
podía escuchar lo que hablaban, tampoco le hacía falta, sabía que no se trataba de nada bueno; cuando se acercaron al maletero del
primer coche y lo abrieron para comprobar lo que había en su interior y que el
cargamento estaba en orden se confirmaron sus sospechas: aquellos tipos
negociaban con armas.
El encapuchado
aprovechó para surgir de la nada justo en el momento en el que se cerraba el
trato. Cuando aquellos individuos se percataron de su presencia dos de ellos ya
tenían una estrella ninja atravesando su cuello, aunque sus compinches sacaron
con rapidez sus armas de fuego no consiguieron frenar el ritmo vertiginoso de
la catana del justiciero que con dos movimientos
certeros y mortales dejó a sus adversarios desangrándose sobre el asfalto.
Recogía sus armas
de los cadáveres cuando sintió una presencia detrás de él, en esta ocasión no
tuvo tiempo de sacar su catana, la mujer felina era mucho más ágil que aquellos
desgraciados y con un golpe seco de su látigo desarmó a su agresor arrojándole
al suelo y plantando el tacón de su bota sobre su pecho.
- Tranquilo… si aceptas mis condiciones y
llegamos a un acuerdo este encuentro se limitará a una conversación amistosa.
Esta
es la situación: yo decido quién debe morir y quién debe vivir en esta ciudad,
te estás metiendo en mi terreno y eso puede ser muy peligroso para ti… digamos
que te propongo un pacto de “no agresión”, siempre que te limites a continuar
haciendo lo mismo que has hecho hasta ahora: arrancar las malas hierbas y tirar la basura… no quiero tener que
limpiar tu mierda, ¿te ha quedado clarito?
Si
eres limpio y discreto no tendremos problemas,
puede que ni volvamos a vernos… aunque lo desees.
El enmascarado se
revolvió intentando zafarse de aquella impresionante mujer que estaba
pulverizando su orgullo y su hombría, un brusco movimiento de su cabeza hizo
que la capucha con la que se ocultaba se
deslizara dejando al descubierto su rostro y su cuello.
En ese momento
ocurrió algo que provocó que toda la
calma y la serenidad de la mujer felina se vinieran abajo durante una décima de
segundo, ese hombre tenía una marca de nacimiento en el lado izquierdo de su
cuello exactamente igual a la suya. Toda su vida pasó entonces por su cabeza
como un flashback, la muerte de sus padres, la familia de acogida que solo
quiso quedarse con la niña, el duro momento de la separación y luego el vacío
más absoluto, la sensación de que le habían arrebatado un pedazo de alma, esa
muerte lenta y dolorosa que es la incapacidad de sentir… esa mancha
solo podía significar una cosa: aquel justiciero encapuchado era su
hermano.
MARA LAIRA
Escribo estas
líneas desde mi tumba. Mara Laira acabó con mi vida o quizá debería decir que
fui yo mismo quién lo hizo.
No recuerdo cuando
empecé a notar aquella molesta y extraña sensación. Comenzaba con un ligero
dolor de cabeza que poco a poco se iba convirtiendo en un insoportable
martirio, como si me estuviesen taladrando la cabeza con una broca.
Ahí terminaban mis
recuerdos. Después, el vacío más absoluto en la profundidad de mi mente, un
sueño oscuro del que cuando conseguía despertar no era capaz de recordar nada.
Muy a pesar
consideré que había llegado el momento de buscar ayuda profesional, la
situación me superaba y afectaba ya a mi vida cotidiana.
Gracias a la
hipnosis supe que en esos “vacíos “de mi mente mi persona desaparecía, que el
Demiurgo era eclipsado por un personaje totalmente extraño a mí que se
apoderaba de mi consciencia y de mi voluntad: una extraña chica,
sexy, misteriosa, intrigante, que se hacía llamar Mara Laira y que según sus
propias palabras perseguía un único objetivo: acabar con mi mediocridad.
Regresaba de la
consulta del psiquiatra, estaba anocheciendo. Otra vez ese sonido perforándome el cerebro, no vi aquella curva.
Ahora el Demiurgo
no es más que un espectro vagando sin rumbo que intenta comunicarse virtualmente con el mundo, pero
no siempre ella se lo permite.
¡¡MUCHAS FELICIDADES Y A POR MUCHOS MÁS AÑOS LEYÉNDONOS!!
P.D. Me he permitido tomar las imágenes de Mara y de Duality de tu blog.
Agradezco mucho la reedición de estos relatos.
ResponderEliminarEl primero fue un regalo muy especial para mí, ya que me permitió desarrollar una interesante trama, aunque Duality no pensaría lo mismo. Y recuerdo que te salvó en uno de sus relatos, de los planes de Luis de LDU, que se lo extraña.
Y el otro, tal vez debería vengarme en alguna ficción, pero lo agradezco. Y no sé si es casualidad o lo tuviste en cuenta, pero tengo un acufeno, siempre presente, especificamente un tinitus, como un sonido molesto. ¿Será influencia de Mara Laira?
Por ahora, no estamos llevando bien. Demasiado bien, para algún blogero.
Me gusta que vayas a incluir estos relatos en un futuro libro tuyo.