MIRADA RETROSPECTIVA
Recuerdo que aquella
noche no conseguí conciliar el sueño, que apagué el despertador antes de que
llegase a sonar y que tras una ducha rápida, cuando salimos de casa aún estaba
oscuro. Tenía frío; los nervios, el madrugón y una primavera recién estrenada
que todavía olía a invierno me provocaron una tiritona que no conseguía
controlar.
Recuerdo que fue un día
largo y duro; sin salir de aquellas cuatro paredes y entre gritos, lágrimas y
sudor vi pasar las interminables y dolorosas horas que culminaron en el
acontecimiento que marcaría un antes y un después en mi vida.Recuerdo que mi único pensamiento era salir de allí, volver a casa y que terminara aquel suplicio.
Recuerdo que cuando
sentía que las fuerzas me abandonaban me aferraba a ti para continuar.
Recuerdo el dolor y el miedo.
Recuerdo el último
empujón que me dejó exhausta y el último grito que me dejó sin voz.
Recuerdo las lágrimas
cayendo por mi mejilla cuando te pusieron sobre mi pecho.
Recuerdo el primer
pijama que te puse.
Recuerdo las grietas,
las pezoneras, el sacaleches y los puntos infectados.
Recuerdo que mi vida ya
no tenía sentido sin ti.
Recuerdo que nunca antes
había querido así.
Más miradas retros desgranando momentos en casa de Pepe
Para una madre, la venida al mundo de cualquier hijo, especialmente del primero, marca un antes y un después (para los padres tambien). Ya nada será igual, será mucho más hermoso, más gratificante y a la par mucho más complicado, más duro. Al final, como seres vivos, perseguimos el objetivo de perpetuarnos, está en nuestros genes como especie, de ahí la hermosura de una nueva vida.
ResponderEliminarGracias por tu aportación en este jueves.
Un abrazo.
Hago mías las palabras de Pepe, nuestro anfitrión. Sólo una madre sabe lo que significa un hijo/a para su vida. un antes y un después que marcará todo lo que fue y será nuestra existencia.
ResponderEliminarUn abrazo
La mujer, siendo madre se convierte en la puerta de la vida, el milagro de los milagros.
ResponderEliminarHe tenido el privilegio de ver nacer a mis dos hijos, he tenido el inmenso honor de acariciar el rostro de mi esposa en esos momentos que describes. Y besarla con amor infinito cuando el niño reposaba sobre su vientre. Eso es magia, Teresa, eso es magia.
Te regalo un vídeo:
http://www.youtube.com/watch?v=bJoQQ8XsYRw&feature=player_embedded
Un beso
Sobre todo cuando un embarazo dura casi seis años...
ResponderEliminarUn beso, Teresa.
Dieciseis años tenía yo cuando llegó ese momento, imagina el miedo que tenía y lo extraño que fue para mi tener en los brazos una muñeca de verdad, que comía y lloraba incluso de noche. Un buen cambio. Un antes y un después. Ahora no entendería la vida sin ella.
ResponderEliminarMuy bonita tu mirada.
Un beso.
Preciosa mirada, las que somos madre tenemos ese recuerdo grabado para los restos, tantas horas de dolor intenso, y es un verdadero milagro, que cuando te ponen a tu hijo sobre el pecho, todo se olvida, ya solo tenemos ojos para nuestro bebé.
ResponderEliminarEncantada de conocerte. Un abrazo.
Recuerdo... todo lo que cuentas lo asumo como propio, las sensaciones, la noche anterior, los largos días y ese sentimiento que se arraiga para toda la vida.
ResponderEliminarEntrañable...
Besos!!
Me encantan estos recuerdos sacados desde lo más profundo de una persona, en este caso de una mujer. La maternidad es de esas cosas de la vida que los hombres más envidiamos de vosotras las mujeres.
ResponderEliminar...Y vaya buen mozo que es.
Un abrazo grande Teriri (y a tu mozarrón)
Hermoso relato. Y a los hijos nos parece naaa, eso de traernos al mundo.
ResponderEliminarAfortunado tu hijo, por tener esa madre. Un abrazo.
¡Que bonito, Tere! Me he emocionado bastante. De momento no he podido experimentar esa sensación, pero me gustaría poder hacerlo algún día. Ser madre debe de ser algo precioso, difícil de explicar. Quienes lo son dicen que es lo mejor que les ha podido pasar. Tú, además, tienes más de un hijo ¿no? ¡Que suertuda! De todas formas, también te digo que de momento no se me ha despertado eso que llaman reloj biológico o no se que, el instito maternal, vaya, jajaja. Así que, habrá que esperar. Un beso.
ResponderEliminarEsa experiencia es inolvidable y desde que uno tiene un hijo, todo se ve desde otro punto de vista. Nos cambia, sin lugar a dudas.
ResponderEliminarBss.
me podría extender, y mucho si me lo propusiera...podría, pero será que no, por que he encontrado una expresión: LA DADORA DE VIDA.
ResponderEliminareso es lo que vos sois, tú y todas las mamás, es decir, vida.
medio beso.
Conociendo al protagonista, comprendo mejor lo que cuentas. Y describes esas sensaciones y sentimientos de la maternidad (algunas que compartimos los que somos padres), tanto buenos, que siempre prevalecen como malos, gajes del oficio.
ResponderEliminarBesos amiga güevera. También para el prota y su hermano y claro, un abrazo para el padre.
Un hijo lo cambia todo; pero seguro que no lo cambiarías por nada. Precioso y doloroso momento a la vez.
ResponderEliminarUn abrazp
Recuerdo glorioso, un antes y un después. Y lo de dormir de un tirón, lo siento Tere, pero me parece que dura el resto de la vida.... ;)
ResponderEliminarBesos y abrazossssssssssssss
Ufff, que estoy muy sensible hoy, niña y leerte mientras nos alumbras y nos haces retroceder en el tiempo a las que somos madres con toda esa carga de sentimientos... gracias.
ResponderEliminarMil besos sin sueño
Esos recuerdos si que no se olvidan. Lo he vivido contigo, hasta tirité y grite. Ha llegado este texto cargadito de dulces sentimientos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Bellos momentos que solo sabe sentir el corazón... un amor que es inconmensurable e infinito apesar de todos los sacrificios, que... de seguro valen uy bien la pena
ResponderEliminarEs el mejor recuerdo de toda la vida, ese momento único entre el dolor y la espera, entre el amor que sana todos los dolores y el después que es el futuro más lindo que alguien pueda soñar. Un hijo, una vida de nuestra vida... La plenitud total.
ResponderEliminarUna belleza Tere, tu relato es emotivo y sanador.
Un beso enorme!!!
¡Partos noooooo!
ResponderEliminarQue me dan cosa, que los mios son muy j...una judiada de la madre naturaleza.
Pero pasado el mal trago, sí, marca un antes y un después.
Que no se me enfaden los varones, pero una madre...¡es una madre!
Tierno el relato y precioso el retoño.Mis felicitaciones, amiga.
Un beso.
Muy emocional para mi, me afecto hasta las lágrimas. Me hizo pensar en ese cariño que tenía mi madre por mi y pienso en ese mismo esfuerzo y dolor que surgió para que yo esté aquí leyéndote y recordando. Ah bueno, muchas otras cosas afloraron y muy personales. Gracias Teresa me emocionó realmente tus palabras
ResponderEliminarMuchas gracias a tod@s por pasaros por mis puntos... y dejar en ellos vuestras palabras.
ResponderEliminarBesos.