Nací siendo una asesina. No puedo evitarlo. Yo soy la única que lo sabe. Mi primer pensamiento fue matar a la matrona, no soportaba esa sonrisa estúpida en su rostro. Fui creciendo y todo el mundo me adoraba: mis padres, mis hermanos, mis profesores, mis amigos, los padres de mis amigos, aquel que se acercaba a mí no tardaba en decirlo:
- Esta niña es un cielo, es tan buena, es una criatura adorable.
Sé que esos comentarios no determinaron mi conducta, aunque bien podrían haberlo hecho; la de ocasiones que tuve que contenerme para no seguir mi instinto y acabar con ellos allí mismo.
Podría excusarme en alguna rara enfermedad genética o en una alteración en la cadena de cromosomas pero no lo voy hacer.
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