Hoy ha venido un espíritu. Llegó solo, creo, eso no me lo
dijo. Tampoco creo que quisiera nada especial, parecía una visita rutinaria,
quizá de cortesía. Nadie más que yo sintió su presencia. Noté el frío tensando
la piel de mi rostro. El reloj se detuvo pasadas las tres, cuando atravesó la
ventana y mi cuerpo, que distraía el insomnio buscando parques temáticos en el
cielo a través de ella.
Hoy ha venido un espíritu. Comprobó la batería de los
sensores magnéticos de la alarma, formateó el ordenador y reinstaló el sistema
operativo. Barrió el garaje y sacó la basura. No le gustan las arañas ni el
cuadro del salón ni la nueva funda nórdica de mi cama ni el ambientador del
baño ni el gallo del vecino que comenzaba a cantar cuando salió de casa, eso sí
me lo dejó claro antes de irse.
Hoy ha venido un espíritu. No le han complacido los cambios
que he hecho en su casa desde que él la dejó. Sé que volverá pronto. Antes de
que el cable de acero me degollara le escuché farfullar sobre lo sucias que
estaban las lámparas del salón. Supongo que en su próxima visita tendrá que
limpiar también las alfombras.
Cuidado con las visitas. Te descuidas un poco y te dejan las alfombras hechas un asco.
ResponderEliminarSaludos.
Sí, las visitas pueden ser peligrosas :)
EliminarMuchas gracias por pasarte a leerme.
Un beso
Llegó para sacudir telarañas y hacer aseo a su manera. Lamentablemente sus estándares de limpieza son cuestionables jejee. Un abrazo
ResponderEliminarEspíritus controladores de limpieza, lo que nos quedaba por ver jajaja
Eliminar¡Besos!
Toda una sorpresa, parecía un fantasma distinto, más bien amable. Pero resultó ser peligroso, con su obsesión por la limpieza.
ResponderEliminarBesos.