Este jueves curioso
llega a su fin, pero nuestra curiosidad no tiene límites.
De la mano de Montserrat
nos hemos acercado a la cara curiosa de la luna, mientras que Censura nos habló de su
curioso idealismo, ese que no tenemos que olvidar nunca.
Supimos de la curiosidad
de nuestra romántica María Liberona por un chico que no conoce pero al que
arranca un beso y la del cariñoso minino de Cecy que mete su hocico hasta en la
nevera.
Con Gastón curioseamos
la vida de dos amigos que siguieron caminos muy diferentes y gracias a Pepe se nos
encogió el corazón con la terrorífica historia de un gato y de un niño que
permanecerán juntos para toda la eternidad.
La curiosidad de un
precioso bebé por el cuerpo de su mamá buscando una rebosante teta a la que
aferrarse nos la describió Cass con ternura y qué decir de “la Teodora” que
salió bien escaldada por meter la nariz o la oreja dónde no se le había perdido
nada, como nos contó Carmen.
Rafa nos presentó a “la
chismosa” que sabía todo de todos pero fue la última en enterarse de lo que
se cocía en su casa y gracias a Javier supimos que en la sierra de Gredos,
cerca de Pedro Bernardo, podemos entrar en un bucle temporal.
El gato de Leonor pasó
sus siete vidas curioseando y desafiando todo lo que se le ponía por delante y
conocimos a la curiosa niña de Gaby* que nació y creció curiosa y que todavía continúa
curioseando en algún lejano lugar.
La protagonista del
relato de Neogéminis aprovechó la segunda oportunidad que le brindó la vida
para redescubrirla con una curiosidad especial y distinta y el sr. Flin y Fido
nos mostraron las diferencias entre esa curiosidad grosera y cotilla (que para
nada tenemos ninguno de nosotr@s) y la curiosidad sublime por descubrir y conocer.
Con un marido curioso
Fabián nos acercó a la bisexualidad y Matices nos confirmó, por si nos quedaba
alguna duda, que la curiosidad puede ser muy contagiosa.
Hemos curioseado en las
obras de arte con Esilleviana; con San nos hemos enterado de que la
estupendísima rubia resultó ser el señor Carlos y cuidado con la camarera de
las medias de seda de Lupe que te quita la cartera y la dignidad.
Sindel nos advierte del
peligro de curiosear en nuestra propia casa porque podemos llevarnos una
desagradable sorpresa y cuidado con las mirillas telescópicas traídas
directamente de Estados Unidos porque vienen con mulata incorporada de serie
para “cargarse” del susto a las Matildes curiosas y si no que le pregunten a Mª
José.
También hemos aprendido
este jueves, gracias a Dorotea, que hay personas como “la Tere” (y esta vez no
soy yo) que se enteraba de todo lo habido y por haber y que, ironías del
destino, murió por lo único que no había visto.
Marta compartió con
nosotros su famosa receta de lentejas de Hades y a mí particularmente se me
quitaron las ganas de comer lentejas (y eso que tengo la ferritina por los
suelos) y de limpiar el extractor.
La curiosidad de José
Vte. se convirtió en una inquietante intriga que acabó con una muerte nada
dulce y un final inesperado, y Ceci nos presentó a Elisa viviendo en su
desgracia y con una temida curiosidad por ver su propio reflejo.
Manuel nos trajo a
Maxwell Smart, el superagente 86, y nos hizo reflexionar sobre las dos caras de
la misma curiosidad y sobre las agencias de contraespionaje “caseras” y por último, pero no menos importante, esta
humilde conductora que les habla se acercó a la triste curiosidad de una
agorafóbica.
No, Luis, no me he
olvidado de ti, pero ya que me has pagado con mi propia moneda y nos has dejado
a tod@s con la curiosidad de saber lo que pasaba con el misterio de la página
33 te has ganado esta última mención y prométenos que algún día nos contarás el
final… ¡yo no puedo vivir con esta curiosidad!
Y ahora sí, se terminó
el curioseo. Espero que este jueves os haya resultado motivador o, por lo
menos, os haya arrancado una sonrisa.
¡Hasta la próxima!
un abrazo.