Pensé
que un tendedero eléctrico resolvería todos mis problemas, ¡qué ilusa! Focalicé
mis penas, mis traumas y mis lágrimas en un salón repleto de ropa mojada los
días de lluvia, en sudaderas de algodón empapadas colgando del respaldo de una
silla o en bragas colgadas con desgana en un radiador… Pero no, un tendedero
eléctrico no ha puesto fin a ninguna de mis ansiedades, mis dramas ni mis
ausencias, es más, ni siquiera ha resuelto el asunto de la ropa húmeda.
No
sería justo cargar con mis miserias y mis neurosis a un pobre tendedero, aunque
sea con cable. Esto va de frustraciones y expectativas y yo, sin duda, sobrevaloré
el tendedero o infravaloré mis problemas.