Esta semana la dinámica del jueves fue diferente. Escribimos nuestro relato a partir del primer párrafo de la página 53 del libro que estuviésemos leyendo o del que eligiésemos. Como sabéis, todos los relatos fueron publicados de forma anónima en el blog del Daily´s y jugamos al quién es quién. Una propuesta divertida y original y un fracaso rotundo y absoluto en mi quiniela, tres aciertos de treinta participantes; contando con que el mío fuera uno de los acertados solo reconocí el relato de dos compañeros, vamos, podemos hablar de éxito total...
Os dejo con el relato:
“FRAGMENTO DEL
RELATO “EL BILLETE
DE LOTERÍA” DEL LIBRO DESPERTAR
DE
JOSÉ VTE. GARCÍA TORRIJOS.
Todos los sábados por la mañana, y antes de acercarse al mercado para
realizar la compra semanal, Josefa se acercaba a la administración de lotería y
compraba su billete para el sorteo que se iba a realizar ese mismo día.
Siempre, desde hacía ya doce años, compraba el mismo número a pesar de que
nunca en todos aquellos años le había tocado gran cosa, tan solo alguna pedrea
o alguna devolución, pero nunca nada serio, ninguna cantidad lo suficientemente
importante como para permitirse algún capricho o algún exceso. Ese singular
detalle no impedía que Josefa perdiera la esperanza y que acudiera fiel a su
cita con la administración de lotería de su barrio.”
Aquel domingo Josefa salió temprano a pasear. Hacía
sol y la temperatura era muy agradable.
Al pasar por la administración de lotería presintió
que algo allí no iba como debiera, la puerta estaba abierta pero todo parecía
demasiado tranquilo, una aparente calma sospechosa, así que se puso en guardia
antes de entrar; en el despacho no había nadie, tampoco había rastro de Sara,
la lotera.
Josefa la llamó varias veces, subiendo cada vez más
el tono de su voz, pero solo obtuvo un aterrador silencio por respuesta. Aquello
era muy extraño, si Sara hubiera tenido que salir habría cerrado la oficina,
nunca la hubiera dejado abierta y sola. Justo cuando empezaba a plantearse
avisar a las autoridades, una voz la sacó de su ensimismamiento:
-
Buenos días,
¿Josefa?
Se volvió hacia la puerta y se encontró con dos hombres
educados y bien vestidos.
Josefa dudó por un momento antes de contestar:
-
Sí, soy yo – ¿en qué puedo ayudarles?
En ese momento el otro individuo se abalanzó sobre
ella clavándole una aguja en el cuello que la dejó sin sentido. La sacaron de
la administración y la introdujeron en
un vehículo que esperaba arrancado justo en la puerta.
Nunca supo durante cuánto tiempo estuvo dormida; cuando
recuperó la conciencia se encontraba en un avión, parecía un asiento de primera
clase, a su lado, Ramón, su marido, sonriendo y ofreciéndola un Martini,
mezclado, no agitado…
-
¿Nos ha tocado la lotería? – gritó ella- Sabía que ese número nos traería suerte. ¿Y
has preparado todo este montaje para darme una sorpresa?
-
Lo siento, Josefa, pero una vez más a ti te ha
tocado perder, ingresé el billete en el banco hace días, Sara me está esperando
y tú no entras en nuestros planes.
Aparecieron entonces los dos individuos de la administración:
-
Encargaos de ella - dijo Ramón –
La foto de Josefa todavía se puede ver en los
carteles pegados por las calles del barrio: MUJER DESAPARECIDA.