sábado, 12 de agosto de 2017

UNA HISTORIA NORMAL

Para Adri,

porque escribir te abre  puertas.


Hoy después de leer emocionada uno de mis relatos recién terminado, un joven lector se me ha quedado mirando y me ha preguntado que por qué escribo así, que mis relatos no tienen nada que ver con la vida.

Que la gente muere en su casa, de viejos, o en el hospital a causa de una enfermedad o de un accidente.

Que la vida es sencilla y simple.

Que por qué los personajes de mis cuentos son raros, oscuros, tétricos, que por qué la muerte siempre aparece en ellos con su disfraz más feo, más atroz.

Que por qué me centro en la desgracia, en la tragedia, que por qué les hago morir con dolor.

Y mi joven lector tiene razón, es lo que hago, poner mi punto de mira en el lado oscuro, llevar al extremo la vida y la muerte.

Por eso hoy os cuento una historia de una mujer normal,  Que trabaja en lo que le gusta aunque , como a casi todos, le gustaría más no tener que trabajar. Que quiere dormir hasta tarde, hablar con sus hijos, ir al teatro, leer y ser feliz.

Que odia el brócoli y que necesita un coche nuevo. Que tiene manías, puede que demasiadas, y gustos sencillos. Que limpia el baño y que ríe y llora sin motivo, quizá sí  lo tiene, aunque eche la culpa a las hormonas, que siempre son la excusa perfecta.

Que sueña con viajar y tener tiempo para ir al gimnasio, que se pelea con la báscula cada mañana.

La historia de una mujer que si escribe es más feliz.

Y por eso escribe.

Para evadirse, para contar extrañas historias sobre personajes secundarios a los que inventar un final imposible.

Escribe para olvidarse de la rutina, de la monotonía, del hombre del traje gris y de las facturas.

Porque a nadie le interesa que le cuenten eso, nadie quiere leer sobre el peso que arrastra, nadie quiere que le cuenten penas que a ellos también les duelen ni chistes de los que  saben el final.

Por eso, querido lector, escribo raro, dejo que el papel se llene de ideas extrañas que rondan por mi cabeza, libero mis monstruos y dejo que ellos decidan cómo quieren terminar.

Por eso, querido lector yo, igual que Silvio, he decidido escribir sobre cosas imposibles, porque de lo posible se sabe demasiado.

Navalcarnero 12 agosto 2017