Pensé
que un tendedero eléctrico resolvería todos mis problemas, ¡qué ilusa! Focalicé
mis penas, mis traumas y mis lágrimas en un salón repleto de ropa mojada los
días de lluvia, en sudaderas de algodón empapadas colgando del respaldo de una
silla o en bragas colgadas con desgana en un radiador… Pero no, un tendedero
eléctrico no ha puesto fin a ninguna de mis ansiedades, mis dramas ni mis
ausencias, es más, ni siquiera ha resuelto el asunto de la ropa húmeda.
No
sería justo cargar con mis miserias y mis neurosis a un pobre tendedero, aunque
sea con cable. Esto va de frustraciones y expectativas y yo, sin duda, sobrevaloré
el tendedero o infravaloré mis problemas.
Bravo final!
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ResponderEliminarNo he podido evitar la sonrisa, eso sí, con una cierta pizca de amargura. Me alegra saber que sigues escribiendo. Qué pocos blogs activos quedan.
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